Una conversación sobre IA con mi mecánico de confianza

Pocas personas me han parecido tan inteligentes al poco de comenzar a hablar con ellas. Nos conocimos gracias a la recomendación de un amigo. Yo estaba buscando un coche de segunda mano. Ya contaré lo del coche. Lo que nos ocupa ahora es la reflexión sobre la Inteligencia Artificial y la divisa habitual de cualquier negocio: la confianza.

Llegué de forma sorpresiva al taller, esperando que, por algún milagro, mi mecánico estuviera desocupado (no diré su nombre por privacidad). Ya le había adelantado por teléfono el problema del coche. De modo que comenzamos a hablar de otros temas. Como él me sigue en redes, sabe que últimamente estoy trabajando mucho en temas de Inteligencia Artificial para la Educación.

Me preguntó sobre el asunto. Había visto mi último vídeo sobre Madrid en el Siglo de Oro. Le había sorprendido por su aparente realismo.

-Ya no se sabe qué es real y qué no. Tienes que comprobarlo todo. Yo porque te conozco y sé que eres tú. Pero con otros creadores, ¿quién me dice que no es un avatar el que está detrás? ¿O que se lo ha escrito todo la Inteligencia Artificial? Es que ya no te puedes fiar de nada en un mundo en el que es tan importante…

Y casi al unísono apareció la palabra:

-La confianza -dijimos a la vez.

Le comenté que algunos creadores habían acabado con mi confianza tan pronto como detecté que sus textos estaban escritos por una IA. Los chatbots generativos suelen ser también repetitivos, hablan un español muy pobre y tienen ideas demasiado grises que suenan a fotocopias de otras páginas web o de Wikipedia y, que, de hecho, lo son.

Ya bromeando, comentamos que el trabajo en un taller resulta insustituible por una Inteligencia Artificial.

-Bueno… de momento… -me comenta- ¡estas aplicaciones son tan listas!

Introduje el tema de los escritores. Para nosotros es mucho peor. Forjar una confianza con el público es de lo más difícil a sabiendas de que prácticamente cualquier escrito lo puede haber realizado la IA. Le comenté algunas de mis estrategias para detectar contenido creado por IA y cómo descarto los que veo por la muestra que ofrece Amazon que están claramente escritos por IA o tan pobremente escritos que lo parecen.

Por eso, por esta conversación, y por muchas otras, pienso documentar todo mi proceso creativo, o al menos, una parte.

Así, para blindar mis escritos contra cualquier merma de mi capacidad creativa, contemplo la inclusión de elementos como los esquemas elaborados a mano, fragmentos de vídeo de mi labor creativa –por ejemplo, momentos de concentración profunda durante la redacción–, y los artículos de investigación que he recopilado.

En fin, que uno ya no acierta a sabet cómo seguir generando esa divisa innegociable: la confianza.