Palabras proféticas de Vázquez Montalbán sobre el mercado laboral en «El escriba sentado»

El poder de Vázquez Montalbán de dejarte insomne sólo puede ser comparable al de una bebida energética. Montalbán puede abrumar con su sabiduría, su fantástica forma de enlazar párrafos, sus profundamente satíricas reflexiones, pero de algo puedes estar seguro: tus ojos permanecerán pegados a las páginas mientras viajas en las aguas de un capitán literario, un maestro de acertadas trayectorias en todos sus mapas. Y en una de sus páginas, encuentras, de repente, un párrafo clarificador y profético sobre el actual mercado laboral.

Manuel Vázquez Montalbán / Fuente: Escritores.org

Manuel Vázquez Montalbán / Fuente: Escritores.org

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Realidades del pasado: Un caballo y una noche le bastaron

Había bajado del tren con una enorme alegría. Las jaulas vacían quieren decir que la bolsa ha quedado llena. Al menos servirá para pasar mejor lo que queda de invierno y quizás para seguir alimentado a esas aves tan agradecidas que se han dejado montar en un tren, recorrer centenares de kilómetros y ser cambiadas por el imprescindible dinero que cubre el precio del mercado de la gran capital.

No había dudas esa noche

No había dudas esa noche

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Oportunidades para seguir aprendiendo

En algún momento de su primera beca alguien le dijo: ¡Un día hay que dejar de estudiar! Y eso que aún no había acabado la carrera. Quizás quién se lo dijo había abandonado el bronceado que proporciona el flexo hacía muchísimo tiempo, unos 25 años más o menos. Había entrado en la Universidad de la Vida. Trabajando desde joven para ganar sus primeros salarios, salarios que sus padres siquiera hubiera soñado.

El camino sin fin. Fuente: Carlos Alameda

El camino sin fin. Fuente: Carlos Alameda

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Muchos libros de una vida

Los treinta años es una edad nostálgica. Los cambios y decisiones que tomas te llevan a rumbos inesperados o a destinos que siempre has anhelado. Pero tus libros siempre te acompañan. A veces, en cajas, pesan una barbaridad, recorres metros y metros con ellos y no te pesan. Estas de mudanza, pero los libros nunca pesan.

Los libros siempre precisan un lugar de dignidad donde reposar el lomo

Los libros siempre precisan un lugar de dignidad donde reposar el lomo

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