Las nuevas narrativas nos pueden ayudar a subir picos más altos en nuestros objetivos como artistas.

Estaba dando vueltas a la necesidad de redefinir el papel del intelectual en nuestra sociedad. Una sociedad marcada por lo inmediato, por los mensajes radicales, fáciles y sencillos que entran bien en redes sociales porque apelan a lo básico, pero a los que les falta profundidad, ese poso de razonamiento tranquilo que ofrece el estudio y la elaboración de los mensajes con calma e investigación.

Me preguntaba cómo puede lograr que algo más elaborado llegue a la sociedad y cómo puede primero elaborar un pensamiento interesante, dar con la idea, utilizar al máximo su creatividad, para transmitir su visión transformadora de este mundo.

En este artículo expreso algunas ideas sobre la misión del artista.

Y me propongo seguir dándole vueltas a las nuevas narrativas. Por ejemplo, en El Viajero de la Ciencia intentamos, a través del podcast, señalar problemas acuciantes como el cambio climático, las consecuencias de revolución tecnológica o el deterioro de la salud.

Me preguntaba ¿qué otros trabajos podemos elaborar? Los vídeos adaptados a móvil con mensajes superpuestos a modo de subtítulos, pequeños artículos de blog, microrelatos, publicar libros, poemas, pequeñas reflexiones, pero también grandes historias.

Nos encontramos en un mundo en el que todos los formatos conviven, no podemos dejar de lado las grandes historias ante la dictadura de la estrechez verbal que nos imponen las redes sociales. Ampliemos nuestras miras, todo para hacer pensar, todo para volver a emocionar, todo para encontrar ese punto tan especial en el que un mensaje se carga de emociones y logra que transformemos poco a poco este mundo.