No albergaba ni la más remota idea de qué hacía yo allí. Me lo preguntaba una y otra vez, en bucle, mientras guardaba los últimos documentos en la cartera. ¿Para qué nos habíamos desplazado a aquel planeta remoto? De repente, mi mente me devolvía a la dura realidad que habría dejado en la Tierra, me estaría echando de menos mi familia, ni siquiera sabía cuánto había durado ese viaje. Sigue leyendo
Danyel Couryer
Las puertas que atravesó Danyel Couryer (1)
Su belleza me encoge: es una sensación que no desaparece planeta tras planeta. Cuando la velocidad de la luz te escupe, tu mente entras en un estado de relajación absoluta, el tiempo se detiene, es como dibujar una raya en un lienzo en blanco que no acaba nunca, hasta que las celdas del cepillo dejan de encontrar resistencia y en un súbito movimiento se erizan de nuevo y salpican de pintura la pared. Yo me siento como una gota de pintura que ha atravesado ese umbral y ha chocado contra un muro cuando nuestra nave se detiene.