El gobierno español ha presentado unos presupuestos con un ajuste récord. Hacienda defiende que ha tratado de dañar lo menos posible a la economía productiva. Con un porcentaje de deuda esperado del 79,8% sobre el PIB menor que otros países la pregunta es… ¿se ha pasado de frenada?
Si el 60% de los presupuestos se destina a pagar deuda, paro y pensiones queda un 40% para el resto de partidas, las que controlan los Ministerios. Cristóbal Montoro, Ministro de Hacienda, defiende que el tijeretazo ha sido selectivo y se centra en la grasa del sistema no en el músculo.
Las cifras hablan de recortes a becas y a I+D. Aspectos que ofrecen rentabilidad pero a medio y largo plazo. El instrumento de impulso económico más inmediato, la partida de infraestructuras se hunde un 22%. La eliminación de incentivos y deducciones a empresas también puede perjudicar la contratación. La oposición ataca el reparto. Da la vuelta al argumento de Montoro, asegura que se limita a mantener el estado de bienestar y no fomenta el crecimiento.
Los sindicatos alegan que se mete la tijera en las partidas que pueden impulsar la economía. Algunos analistas vienen defendiendo que el nivel de endeudamiento español podría permitir flexibilizar el objetivo de déficit como pretendía el Gobierno. Ahora queda por ver, si la iniciativa privada en España puede sustituir la vitamina que ha dosificado el Estado.