La curiosidad del día nos lleva a hablar del espacio. Un estudio en el que han colaborado científicos españoles nos ayudará a conocer más a fondo el agujero negro central de la Vía Láctea. Un mundo, el de los agujeros negros, que aún no conocemos a fondo, ya que el descubrimiento de dos juntos replantea todas las teorías.
La sorpresa de los astronómos fue mayúscula. Desde el observatorio de Nuevo México los datos que llegaban desde el telescopio VLA parecían increíbles. Los investigadores estudiaban el cúmulo estelar Messier 22, un grupo de estrellas a más de 10.000 años luz de la Tierra. Buscaban un agujero negro pero encontraron dos.
Una pareja insólita, que hace replantearse las teorías vigentes que defienden que tal maridaje es imposible porque uno de los dos expulsaría al otro en la conocida como “danza de los agujeros negros”. Es como un concurso: sólo puede quedar uno.
¿Qué ocurre entonces con estos dos?
De momento es un misterio. Los investigadores discuten si ambos han conseguido equilibrar sus fuerzas, si su masa veinte veces mayor que la de nuestro Sol pero que sólo les sitúa en una escala intermedia frente a sus hermanos mayores les beneficia, o si han reducido tanto la densidad del núcleo de estrellas que no han iniciado aún la violenta danza.
Preguntas abiertas sobre estos agujeros negros que atraen tanto la masa, que ni siquiera la luz puede escapar a su voracidad.
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