Somos la generación del no silencio, de la interrupción constante, de la notificación contra el silencio, del pitido y la estridencia. Del selfie, reproducido, reproducible y reproductor. Ya no hay héroes del silencio, ni tumbas de sal, ni cuartos solitarios, no cuadros. Ahora somos los héroes de la distracción de los cacharros y del apelotonamiento. Somos la generación del no silencio. Ávila, 5 de junio, Carlos