Los treinta años es una edad nostálgica. Los cambios y decisiones que tomas te llevan a rumbos inesperados o a destinos que siempre has anhelado. Pero tus libros siempre te acompañan. A veces, en cajas, pesan una barbaridad, recorres metros y metros con ellos y no te pesan. Estas de mudanza, pero los libros nunca pesan.
