La preocupación por la biodiversidad en los océanos se ha renovado después de que una investigación internacional haya concluido que existen menos especies marinas de las que los científicos esperaban.
Mares y océanos acogen casi 1 millón de especies, medio millón menos de lo que esperaban los científicos. Un equipo internacional, en el que ha participado el CSIC, ha llegado a esta conclusión contabilizando el número de especies dentro de su especialidad. Además han calculado las que quedan por descubrir teniendo en cuenta el ritmo de hallazgos anuales. Aún así, no han podido evitar que el resultado sea decepcionante. La ONU ha alertado recientemente de que las grandes industrias pesqueras están poniendo en peligro la seguridad alimentaria en el mundo, ya que sobreexplotan amplias zonas pesqueras, entran en las protegidas y desplazan a los pescadores locales.
Además, alertaba de que el volumen de pesca ilegal prodría alcanzar los 28 millones de toneladas métricas anuales. Un tercio de esa cantidad se descarta por no ser útil para la venta, sin embargo, es imprescindible para asegurar la biodiversidad en los océanos.
Añadamos otra preocupación. A principios de este mes, el Banco Mundial emitía un informe en el que situaba en 2030 el momento en el que los arrecifes de coral dejarían de crecer debido a la acidificación de los océanos. Nos lo explica el científico Jean-Pierre Gattuso, del Oceanográfico de Villefranche:
“Una tercera parte del carbono emitido a la atmósfera acaba en el océano. El Co2 es un gas ácido y cuando se diluye en el agua la hace más ácida. Y hay mucho Co2 en el océano porque absorve 24 millones de toneladas al día”.
Dos grados y medio más de calentamiento global y los arrecifes de coral comenzarían a disolverse.
Lo que además, afectará negativamente a otros seres vivos, según Gattuso: “Piensa que hay procesos como la calcificación. Es decir, la síntesis de calcio que hacen los organismos que tienen un esqueleto de calcio como el coral, o una concha como las ostras o los mejillones. Estos organismos que sintetizan calcio lo hacen con mayores dificultades si el agua del mar es más ácida. Además, muchos peces usan el coral como zona de reproducción”
El gobierno australiano ha tomado cartas en el asunto y ha creado la red de reservas marinas más grande del mundo, a costa de pagar 80 millones de euros en indemnizaciones a los pescadores locales.
Sin embargo, el consenso internacional en cuanto a la protección de los océanos está lejos de llegar. Por ejemplo, la última reunión de la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos del Antártico (CCAML) no se puso de acuerdo para crear una zona protegida en el mar de Ross y al Este de la Antártida. Ucrania, Rusia y China se opusieron a un acuerdo cuya negociación se retomará en julio de 2013.