El tiempo ha saltado de folio en folio mientras llegábamos a la primera meta. Siempre existe la sensación de que podemos mejorar lo escrito. Pero el momento está ahí, mirándonos frente a frente y animándonos a bajar a la imprenta. Las máquinas procesarán la información como si para ellas no existiera, pasarán las líneas por su engranaje sin ningún significado, convertirá tus bits en folios llenos de signos en blanco y negro. Pero cuando la espiral atraviese el borde de los folios y la portada encabeza la consecución de líneas que has preparado con tanta dedicación… Todo adquiere un nuevo sentido: tus pensamientos harán kilómetros en un instante.