El reto era complejo. Conseguir que 30 profesores se interesaran por un curso que va absolutamente a contracorriente de todo el exceso de confianza en la IA.
Un curso presencial, durante la primera semana de julio. Buff, cualquiera se atreve a apuntarse. Sin embargo, para mi sorpresa, muy pronto se completó el cupo, pero muy pronto. Podríamos decir que las plazas volaron.
Luego me enteré del número real de personas que lo habían solicitado. Inesperado para mí: más de un centenar, más de centenar y medio. No me lo podía creer.
Sabía perfectamente que había llegado la segunda parte del reto: aportar a magníficos profesores lo que yo podía saber sobre metodologías en el aula con Inteligencia Artificial.
Creo que fue un éxito porque todos aprendieron algo nuevo, probaron las dinámicas, descubrieron fallos, sesgos y ejercicios imposibles para la IA, vimos metodologías para evaluar con IA y nos arriesgamos a probar nuevas aplicaciones.
Yo también aprendí muchísimo de ellos. Cuestiones de gestión del aula, herramientas de IA que yo no había probado, historias de reconversión a la docencia, enfoques para que la Inteligencia Artificial sea nuestra aliada…
El caso, es que lo inesperado no iba a terminar. Ya estamos planificando una nueva versión del curso. Pero esta vez podrán asistir muchas más personas. De momento, no puedo dar más detalles.
Pero os invito a permanecer atentos porque este otoño tendremos estreno.
Mientras tanto puedes:
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