El acuerdo de Grecia con sus acreedores privados no acaba de concretarse. Atenas pretende presentar el resultado de la negociación el próximo lunes durante la reunión del Eurogrupo. Mientras, todos los implicados siguen trabajando contrarreloj.
El lunes se resolverán las incógnitas. Al menos eso anuncia el gobierno griego después de una semana en la que deberían haber alcanzado un acuerdo con los acreedores privados para la quita y segundo rescate.
Las agujas del reloj se mueven con lentitud en el país heleno mientras la solución más probable cuaja poco a poco: asumir pérdidas de al menos un 70% en los bonos.
Grecia quiere que el BCE también acepte pérdidas, pero la entidad que preside Mario Draghi estudia otras opciones como perdonar los intereses o utilizarlos para los fondos de rescate. Berlín también tiene algo que decir.
La capital alemana acoge una reunión de los países triple A: Alemania, Finlandia, Holanda y Luxemburgo. El gobierno germano planea pedir a Grecia una ley para que destine sus ingresos prioritarios a pagar deuda. Iniciativa que no caería bien en algunos sectores económicos griegos que alzan la voz contra la austeridad.
El presidente de la cámara de comercio griega, Constantine Michalos asegura que “no es posible que esta política económica propuesta, y luego impuesta, ayude a la economía griega a salir de la crisis que está viviendo”.
Protesta de que a Grecia se le pida austeridad cuando “nuestros propios socios europeos, instigadores de esta política, admiten indirectamente que esta política es erróncea”.
Mientras, los partidos políticos se reunirán durante el fin de semana para establecer nuevas reformas sueldos, pensiones y recapitalización de los bancos. De ahí, debe salir según el ministro de finanzas Evangelos Venizelos la apuesta de Grecia para la próxima década.