8 y cuarto de la mañana del 6 de agosto de 1945. Es la hora que marca un reloj abrasado encontrado bajo las ruinas de Hiroshima. Tres días después de que esta bomba segara la vida de 140.000 habitantes de la que fue la ciudad más industrializada de Japón, una nueva bomba caía en Nagasaki.
Al menos otras 100.000 víctimas en el mismo momento de la explosión y otras 10.000 debido a sus consecuencias posteriores. Pocas poblaciones se salvaron, muy pocos sobrevivieron.
La historia de Yoshihiro
Hoy conoceremos al nieto de uno de esos supervivientes, quizás fue un milagro de la orografía, ya que algunas montañas pararon la onda de calor abrasador. Aún así, él siente la bomba nuclear en su interior, él tiene la convicción de todavía está en su sangre, por eso, utiliza el grabado para lanzar un mensaje: las consecuencias siguen ahí.
El emperador Hiro-hito, supo ver que si la escalada de violencia seguía no sólo se pondría en peligro a la nación japonesa, sino a toda la raza humana. ¿Necesitamos que algo tan espantoso ocurra para darnos cuenta de que hay que parar ya el cambio climático? ¿Qué necesita la humanidad para despertar?
A continuación os ofrecemos la entrevista con Yoshihiro Nakashima, que nos presenta su exposición Black Rain. Una serie de grabados que refleja las consecuencias de la bomba de Nagasaki, la explosión nuclear que marcó el final de la Segunda Guerra Mundial con la rendición de Japón. El artista nos muestra toda su sensibilidad y nos explica el significado de su obra a través de un poema haiku.
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