Los líderes políticos griegos no han llegado a un acuerdo sobre el paquete de medidas que les pide la troika para desbloquear el segundo rescate. Tras cinco horas de negociación, dejan para antes del mediodía el pacto para desbloquear el segundo rescate.
Tan sólo un principio de acuerdo. En vez de escenificar la unidad los partidos han mostrado sus diferencias ante el primer ministro Lukas Papadimos.
El líder conservador Antonis Samaras ha asegurado que a Grecia se le pide más recesión, los ultranacionalistas se niegan a contribuir, dicen, a que estalle una revolución que haría arder Europa.
Mientras, el país mantiene en vilo a la Eurozona, como reconoce el ministro de finanzas griego, Evangelos Venizelos:
«Hay gran impaciencia y una gran presión… pero no sólo por las instituciones que componen la troika, sino también por los propios miembros de la zona euro, cada uno de los cuales tiene sus propios criterios, sus propios problemas, sus propias prioridades. La distancia entre la finalización con éxito de los procedimientos y un callejón sin salida, que podría ocurrir por accidente o debido a un malentendido, es muy pequeña. Estamos en el filo de la navaja «
El principio de acuerdo no es suficiente para la troika. Un nuevo recorte equivalente al 1,5% del PIB, medidas para recapitalizar los bancos, garantizar pensiones y reducir costes laborales. Las exigencias para que llegue el rescate internacional de 145.000 millones de euros van más allá: bajar el salario mínimo, eliminar pagas extras en el sector privado, o reducir costes salariales entre un 15 y un 20%.
Medidas para las que de momento no hay consenso. Grecia también debería anunciar el acuerdo con sus acreedores privados para la quita de deuda, que está prácticamente cerrado.