Salah Abdeslam: radicalización exprés y por sorpresa

De momento no hay un relato convincente y detallado sobre el proceso de radicalización de Salah Abdeslam, el último terrorista que participó en los ataques de París que quedaba por detener. Los detalles que han dado sus amigos de Molenbeek y familiares no acaban de ofrecer una imagen completa de las causas, las razones, el porqué al fin y al cabo, de una radicalización exprés y sorpresiva.

Salah Abdeslam-radicalizacion-express-sorpresa

Ficha policial distribuida para identificación de Abdeslam Salah

El joven de 26 años, francés, nacido en Bruselas, formaba parte de una lista de 1.200 personas en riesgo de radicalización. La policía lo tenía fichado, pero más como delicuente habitual, regentaba un bar que se cerró por tráfico de estupefacientes, que por otra cosa.

«Su familia era liberal y no muy religiosa»

Según los vecinos de Molenbeek, la familia era «liberal y no muy religiosa». De hecho, pusieron velas en su ventana en honor a las víctimas de los atentados de París. Para ellos fue una sorpresa que Salah y su hermano Brahim participaran en los ataques, de hecho creían que habían conseguido concertar un viaje a buen precio con unos amigos para los días en los que ocurrieron los atentados.

Una radicalización «discreta»

Uno de sus educadores, Jamal, aseguraba que tenían un perfil dado a las fiestas y a las chicas, que bebían y fumaban, pero «no estaban radicalizados». Pero llegaron las malas compañías. Tras un robo, Salah fue a la cárcel. Allí conoció al presunto cerebro de los atentador: Abdelhamid Abaaoud.

 

Al salir de prisión, montó un bar con su hermano. Algunos clientes han comentado a los medios belgas que notaron que Salah pasaba más tiempo en Internet. Uno de ellos, ha llegado a decir en una televisión francesa que cuando llegaban al bar «había discursos del Estado Islámico, llamadas a la guerra». Una vez que les cerraron el negocio por tráfico de estupefacientes, sus más cercanos notaron que «había dejado de tomar alcohol y que iba más a la Mezquita».

Su hermano Mohamed asegura que «fueron manipulados», y que quizás en el último momento decidió no cometer actos graves y huyó.

Él consiguió la logística para los demás terroristas, según las últimas informaciones parecía que íba a atentar en el Estadio de París, pero abandonó su mochila. Lo demás, cuatro meses dando esquinazo a la policía.

Concienciación contra la radicalización

Su historia nos muestra los peligros de una radicalización exprés, llevada con «cierta discreción», y con un entorno que prácticamente no conocía sus intenciones. El trabajo de la policía se torna, si cabe, aún más complejo antes estos casos. Y se antojan cada vez más necesarias y efectivas iniciativas, como la Radicalisation Awareness Network, que trabajen en la base como la concienciación contra la radicalización y el extremismo. También el trabajo de periodistas sobre el terreno, como el documental «My Jihad», del que os hablábamos en un reciente post y vídeo en el canal de YouTube

Quizás, aunque parece que siempre llegamos tarde y que vamos un paso por detrás de los terroristas, quizás, se puedan conseguir efectos duraderos que dificulten la aparición de casos como este.

 

 

 

2 pensamientos en “Salah Abdeslam: radicalización exprés y por sorpresa

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