El Banco Central Europeo podría elevar en julio los tipos de interés un cuarto de punto. Pero antes de esto, se concentra en solucionar sus diferencias con Alemania en cuanto al segundo rescate a Grecia.
La inflación bajo vigilancia y posible subida de tipos hasta el 1,5 % para julio. Trichet trata de presionar a Berlín y al resto de países de la Eurozona para que sigan esforzándose por solucionar la crisis de deuda de la eurozona. El BCE trata de evitar a toda costa que se impongan las sugerencias de Wolgang Schäuble. En concreto, las que el ministro de Finanzas ha dirigido a la cúpula de las tres instituciones implicadas en el rescate a Grecia: el BCE, el FMI y la Unión Europea.
La carta de Schaeuble
En el escrito se esconde una amenaza: si el sector privado no aplaza el cobro de los intereses de la deuda griega que posee, podría dejar quebrar al país. La propuesta de Alemania es un canje de obligaciones para retrasar el cobro siete años para que el sector privado asuma parte del coste del nuevo rescate a Grecia, y el Parlamento alemán vea con menor ansiedad la participación de las arcas alemanas en el nuevo paquete.
Las armas de Trichet
Pero el Banco Central Europeo siempre se ha mostrado contrario a una quita de estas características. Aunque Jean Claude Trichet no se ha pronunciado aún, su sucesor en el puesto, Mario Draghi, ha asegurado que un impago produciría mayores costes que beneficios. Según algunos analistas es más que probable la oposición de Trichet a un default, por el temor a una mayor presión de las agencias de calificación sobre la deuda griega.
Así, una de las bazas que intentará jugar el BCE será la de subir los tipos de interés para presionar a los países para que no acepten un impago que sólo produciría mayor confusión. Además, una quita también perjudicaría al BCE, que tiene 45 mil millones de euros en bonos griegos.