Standard & Poor’s ha rebajado la calificación de la deuda italiana. Además la sitúa en perspectiva negativa por las débiles previsiones de crecimiento y la fragilidad del gobierno. Moody’s también prevé problemas para Italia.
Las agencias de calificación merodean por Roma y lo que ven no les agrada: perspectivas bajas de crecimiento, una coalición de gobierno débil en la que es difícil ponerse de acuerdo, un Parlamento dividido que entorpece la toma de medidas urgentes…
Para S&P una demanda externa débil, unos costes de financiación tanto del sector público como del privado al alza y unos planes de austeridad que perjudican a las regiones y ayuntamientos son la mezcla perfecta para que el crecimiento se debilite.
Y además están las cifras. La deuda italiana se sitúa en 1,9 billones de euros, el 120% del PIB. Su prima de riesgo, lo que le cuesta de más financiarse respecto a Alemania, llegó la semana pasada a máximos de 400 puntos básicos y se ha movido en el entorno de los 370 en los últimos días. Las últimas subastas han batido récords negativos desde la integración en el euro: la semana pasada colocó 3.900 millones de euros a un interés de un 5,59%.
Parece que la batería de ajustes para ahorrar 45.000 millones de euros no ha convencido a las agencias y pone en jaque la confianza de los inversores. El reto llega ahora. Italia pedirá al mercado en los próximos meses liquidez por valor de 80.000 millones de euros.