Otro país damnificado de la crisis de deuda soberana europea es Bélgica. Sin gobierno desde hace 19 meses, la rebaja de calificación crediticia de S&P ha obligado a acelerar la llegada de un nuevo gobierno, algo que podría ocurrir esta semana.
Ahorrar 11.300 millones de euros, reducir su déficit público al 2,8% del PIB, y alcanzar el equilibrio presupuestario en 2015. Los seis partidos belgas implicados en las negociaciones han tenido que ceder en sus posiciones para alcanzar un acuerdo global que inlcuye congelación de salarios públicos, reducción de gasto sanitario, aumento de impuestos a la banca y a los beneficios provenientes de un capital superior a los 20.000 euros. También se gravan las opciones de derecho sobre acciones y las operaciones bursátiles, además de medidas para luchar contra el fraude fiscal.
El líder socialista Elio Di Rupo, todavía aspirante a primer ministro, tras año y medio desde las elecciones ha anunciado que “espera poder formar gobierno durante la próxima semana” aunque reconocía que “hay algunas áreas en las que trabajar” y “visiones muy diferentes de las realidades económicas y sociales” entre los partidos.
La votación de presupuestos en el Parlamento sería el primer paso para satisfacer las demandas de la Unión Europea que ha amenazado con sanciones sino se aprueban las cuentas públicas cuanto antes, también calmaría a las agencias de calificación que mantienen la perspectiva negativa sobre su deuda.
Pues lo va a tener un poco difícil. La lógica del asunto no va precisamente por la vía de ahorrar víctimas. Angela Merkel podría acabar siendo la última de ellas, cuando toda la zona euro haya sido demolida -¿y a partir de ahí qué?-, en parte a causa de su irresponsabilidad.
Más información -con un pequeño toque jocoso- en la edición de 2 de diciembre de 2011 de http://elespigadordigital.wordpress.com.
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