La gira asiática del secretario del Tesoro de Estados Unidos Timothy Geithner ha dado sus primeros frutos. Japón reducirá sus importaciones de petróleo iraní y China busca alternativas a su relación con Irán en el Golfo Pérsico.
Geithner pide y Asia otorga con prudencia. Japón y China han mostrado comprensión ante las peticiones de Estados Unidos, pero tampoco pueden borrar en un día su relación con Irán, uno de sus más importantes suministradores de petróleo. Tras reunirse con Geithner, el ministro de finanzas japonés, Jun Azumi, ha anunciado que Japón reducirá sus importaciones de crudo iraní:
“El desarrollo nuclear es algo ante lo que el mundo no puede cerrar los ojos, así que entendemos la posición de Estados Unidos. Esa parte del 10 por ciento, esperamos reducirla gradualmente de manera concreta”
De momento, JX Nippon, la mayor refinería japonesa ha iniciado conversaciones con Arabia Saudí para suplir ese recorte. Geithner ha anunciado que sólo son los primeros pasos en la zona para seguir presionando a Irán:
“Estamos en las primeras estapas, en las consultas iniciales con nuestros aliados, tanto en Europa como en Japón y en todo el mundo, sobre la mejor forma de lograr estos objetivos. Pero estamos trabajando codo con codo y aprechamos mucho el apoyo que Japón nos ha dado estando con nosotros, ante la comunidad internacional, en apoyo de este importante objetivo.”
La visita estadounidense ha provocado un movimiento similar en China. Wen Jiabao iniciará una gira en el Golfo Pérsico para comprar más crudo en la zona y reducir la dependencia Teherán: el 12% de su suministro. La visita es excepcional porque ningún mandatario chino ha visitado Emiratos Árabes o Catar, y hace 20 años que un primer ministro chino no pisaba suelo saudí.