Estaríamos equivocados si pusiéramos en este viaje a Cataluña unas expectativas alejadas de los límites que impuso la primera película. La comedia ligera sigue funcionando gracias a sus protagonistas, al ritmo de acción y a los tópicos regionales patrios.

Cartel de la película recuperado de Wikipedia
De nuevo un gran trabajo de los protagonistas
Me vas a matar Aitá, no sé si ha sido una cuestión de exagerar aún más el acento vasco, pero de vez en cuando creía haberme confundido de sala y escuchar hablar al maestro Yoda. Aparte de esto, creo que la química sigue funcionando entre los protagonistas y la inclusión de Berto Romero y Belén Cuesta en el grupo les hace ganar tanto en dinamismo como en contradicciones internas.
Estética y miradas
El cuidado y atención en captar los matices de las miradas de los personajes es bastante destacable dentro de la estética de la película de Emilio Martínez Lázaro. En algunas ocasiones, dan a entender más de lo que podría parecer en un primer momento, lo cual resulta interesante, porque abre al espectador algunas puertas a la duda.
Trama
Tiene sus sorpresas, aunque resulta previsible. Trabaja a favor de la trama el ritmo de la película, que hace que al espectador se le pase rápido entre un golpe y otro de humor. La historia es entretenida, aunque en ningún momento parece que se puedan poner realmente en peligro los planes de Rafa (Dani Rovira).
Hipsters y regionalismos
Es muy bueno el tratamiento de las diferencias regionales, está bien cuidado y creo que a ningún espectador le puede resultar hiriente en ningún momento, tenga o no apellidos catalanes o vascos en su DNI.
Además, la cinta aprovecha para reflejar el fenómeno hipster en todo su esplendor de anglicismos y refinamiento cultural. Esto añade un toque contradictorio al personaje de Berto Romero, artista con miras internacionales que no duda en utilizar toda clase de extranjerismos a pesar de la catalanidad que defiende su abuela.