Hace sólo 10 días tuve la fortuna de conocer la capital belga, la capital de Europa. Paseé por su calles durante horas después de acudir a un Congreso sobre educación en el que tratamos el tema de la radicalización y pude compartir experiencias con otros periodistas. Comí al lado de uno de las salas de aeropuerto donde ha estallado uno de los artefactos.