El Gobierno irlandés cree que sus cuentas públicas pueden hacer frente a la crisis de deuda, y se resiste a aceptar las ayudas de la Unión Europea. Nos hemos preguntado por qué las rechaza:
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Pero tras la negativa se esconden más razones: el temor a que los intereses que paguen por un nuevo rescate dejen sin margen de maniobra a las cuentas públicas, a tener que subir impuestos como el de sociedades que atrae una buena cantidad de inversiones, y a que, casi 100 años después de proclamar su independencia vuelva a verse atada a su mayor socio comercial: el Reino Unido, interesado en que los bancos de la isla puedan responder. Irlanda reclama paciencia para evitar el pánico entre los inversores y pide tiempo para ahorrar antes de firmar una nueva hipoteca.