Las palabras de Antonio Banderas, en la gala de los Premios Goya 2015, me atraparon desde el primer minuto. Desde la primera línea sabía que lo que estaba escuchando, no sólo me interesaba, sino que estaba en línea con muchas de las reflexiones que tanta gente nos devuelve el oleaje de nuestros pensamientos continuamente. Tenía que escribir algo sobre ello, sobre el dulce sabor del caos y de la incertidumbre.

El discurso de Antonio Banderas ha sido muy motivador, ha llegado al alma del artista, o de quién quiere serlo.
Atrapado completamente por las palabras que iba hilvanando con elegancia, humildad, y agradecimiento a todos los que le han ayudado en su carrera, escribí una frase en Twitter: «Fantástico discurso de Antonio Banderas, motivador, llega al alma del artista, o de quién trata de serlo #Goya2015«. El discurso tuvo muchos matices, y reconociendo que muchos que llegaron a Madrid con la misma ilusión que él se han quedado en el camino, creo que podemos rescatar algunas de esas frases que como artistas, o proyectos de artistas, nos podríamos poner en la puerta de nuestra habitación para recordar todos los días al salir a la calle.
La razón perdió la batalla
A cuántos proyectos de artistas les gustaría que la razón perdiera la batalla, dejarse guiar sólo por su corazón, enterrar las necesidades que impone la sociedad de dinero fácil y rápido, para dedicarse profundamente a su misión, a lanzar su mensaje, a dejarse llevar por la determinación de perseguir sus objetivos artísticos cueste lo que cueste.
Dijo anoche Banderas: «Pero la razón perdió la batalla, porque no era la mente sino el corazón lo que me guiaba. Una misión y una determinación viajaban conmigo en ese tren. La misión: convertirme en aquello que admiraba, en esos seres mágicos que desafían al tiempo, y al espacio. esos que me habían hecho viajar a la vez, en una extraordinaria pirueta artística, tanto a los lugares más lejanos, como a los mas recónditos de mi alma, los actores».
La determinación era no volver a Málaga con las manos vacías. Y no lo hizo para nada. Me acordaba de un escritor que admiro muchísimo, mucho más aún después de haber tenido la oportunidad de conocerle: Jordi Serra i Fabra. El día que le conocí, me dijo más o menos con estas palabras «yo de joven sabía que quería ser escritor, y que viviría debajo de un puente si hacía falta por esto». Eso es determinación, tener los objetivos y las metas claros, y riesgo en la vida, riesgo que lleva a muchos artistas que no ven reconocido su trabajo aunque sea excelente a situaciones de lo más precario.
Y proseguía Antonio Banderas: «Esta profesión siempre ha vivido en crisis. Estamos acostumbrados, somos un colectivo de supervivientes. A veces me he preguntado si el confort y la tranquilidad de lo que es estable, y permanente me permitiría acceder a los complicados entresijos de una vida en el arte. No, la crisis es nuestro estado natural, debe de serlo, hemos de asumir y abrazar la inseguridad de nuestra profesion. Es el caos el mejor aliado de cualquier artista, debemos disfrutar con las manos sucias en el barro que debemos moldear y con el aliento de la incertidumbre que proporciona tanto el éxito como el fracaso tras el cuello. En ello hemos de obligatoriamente vivir».
No sé qué más se puede añadir a tan sabias palabras. Simplemente que muchos de nosotros, y yo el primero, no tenemos las agallas o no podemos permitirnos, esa incertidumbre, sea por razones económicas, de ayuda a nuestras familias, de supervivencia, o simplemente porque no queremos asumir ese caos, ese dulce sabor de la incertidumbre. ¿Cómo vencerlo? Puede que haya que convertir en tangible lo que creemos que no lo es, es decir, convertir en tangible nuestro talento si lo tenemos, y buscar fórmulas para poder vivir de ello. Teoría de fácil exposición, compleja aplicación práctica. La importancia de nuestros sueños y de organizarnos para lograrlos puede ser nuestro mejor aliado, pero ya hablaremos en otras entradas en el blog sobre esto. Pasemos a otro punto:
Banderas señalaba que «ahora se de forma clara que elegí este camino, y opté por subirme a aquel tren porque de forma inconsciente sabía que la cultura y el arte era la mejor manera de entender el mundo en el que me había tocado vivir».
Y se convirtió en su profesión, en un éxito. De ahí que tengamos que reflexionar muy a menudo sobre nuestro elemento, qué es lo que nos llena de verdad, qué nos ayudar a levantarnos cada mañana, qué sueños queremos cumplir en nuestra vida. Es un viaje hacia nuestro propio ser, un viaje de reflexión profunda a practicar con nosotros mismos.
El mensaje a su hija, es un mensaje triste, emocionado, culpable quizás, lleno de amor y de petición de perdón. Por eso el equilibrio entre el mundo familiar y el profesional es tan importante en la vida, que soñar es bonito y compartir nuestros sueños y nuestra vida con los que luchan con nosotros para que los cumplamos es aún más bello.
No creo que jamás este artículo llegue a Antonio Banderas, pero desde estas páginas le felicito por su discurso: me llegó, me emocionó y creo que es enormemente motivador e inspirador.