Antes de la reunión extraordinaria de líderes de la eurozona para tratar el segundo rescate a Grecia, Berlín y Frankfurt siguen sin ponerse de acuerdo. Es más, han hecho explícitas sus diferencias, y esto se ha convertido ya en la gran batalla por Grecia…
Ambas ciudades alemanas son centros de decisión fundamentales para la Eurozona, pero lo único en lo que coinciden es que hay que actuar rápidamente en Grecia. El Banco Central Europeo, con Jean Claude Trichet a la cabeza, recela de la participación de la banca privada en el rescate.
BCE con calculadora en mano
Calculan el impacto que tendría en el sistema y aseguran que ante cualquier problema el método exigiría nuevos esfuerzos a los contribuyentes, ya que el Estado tendría que acudir a recapitalizar de nuevo sus bancos. Igualmente, Trichet teme que los bonos impagados mermen la confianza y exige más austeridad a Grecia:
Merkel con la vara
Desde Berlín, Angela Merkel, ha mostrado su determinación por una solución que no se convierta en reestructuración. Sólo quiere reuniones extraordinarias si tienen un resultado. Una forma de presionar para que se acepten los bonos griegos como garantía y el sector privado se implique y asuma parte de los costes. Para Merkel se trata de la solución más rápida y menos dañina para los ciudadanos. Y en medio las agencias de calificación, atentas ante cualquier señal de impago selectivo o reestructuración.