La comparecencia de Mario Draghi ante el Parlamento Europeo ha dejado claro que, en su opinión, la borrasca financiera no abandonará la eurozona. La posible pérdida de la máxima calificación de la deuda francesa y los riesgos de recesión auguran, según Draghi, más presión en las primas de riesgo.
El mensaje del presidente del BCE destila preocupación. Pide reforzar el fondo de rescate permanente ante la posibilidad de que Francia pierda su máxima calificación y ponga, por tanto, en peligro la confianza en el mecanismo. Augura una presión sin precedentes sobre los mercados de deuda soberana en los primeros tres meses del año pues vencen más de 500.000 millones entre bonos bancarios y soberanos. Pero rechaza que el Banco Central Europeo compre deuda para salvar la situación:
“El Tratado especifica precisamente que nuestra tarea es asegurar la estabilidad de precios. El Tratado prohíbe la financiación monetaria».
Financiación que seguirá siendo necesaria en el escenario que prevé el presidente del BCE: los recortes presupuestarios y las tensiones financieras, ha dicho, enfriarán el crecimiento y provocarán contracciones a corto plazo. Aunque se felicita de que los países están eligiendo el “buen camino” de la reducción del déficit.