Debía estar lesionado. Le vi de lejos entre una maraña de piernas que luchan por el balón. Estaba sentado en un coche de pedales de juguete. Llevaba unas gafas a la que sus compañeros atribuían poderes especiales. La tecnología del Mundial se había colado en el barrio.

¡Fuera o dentro!… Autor: pics_pd, dominio público, Recuperada de: https://pixnio.com/es/deporte/futbol/futbol-%E2%80%8B%E2%80%8Bpelota-de-futbol-%E2%80%8B%E2%80%8Bdeporte-azul-sombra-tierra
Es difícil distinguir si uno marca un gol entre un árbol y una chaquetilla tirada unos metros más allá a modo de poste. ¿Cómo predecir si al dar al «palo» se irá fuera o dentro? ¿Cómo saber muchas veces si ha pasado por dentro o se ha ido fuera?
-¡Ha sido fuera!, ¡ha sido fuera!- grita uno de los chiquillos.
Mientras tanto, otro de ellos, muy espabilado, dibuja con sus dedos un rectángulo en el aire. ¡Lo que diga el VAR! Le espeta.
Y el niño lesionado. Desde su coche de pedales de juguete, ante la apatía de los padres que estaban en otras conversaciones, la visión de un corredor que pasa de largo (el que escribe estas líneas) y repasando mentalmente la jugada revive en su mente la imagen de la pelota pasando cerca de la chaquetilla… y ante la mirada incisiva del resto de jugadores sentencia: ¡Ha sido fuera!
Al instante recibe la protesta del que había pedido la revisión de la jugada… ¿pero qué dices?, se indigna mientras corre detrás de la pelota… y ya está a punto de hacer la repetición de la jugada, sí, esa que se hace pasando la pelota agarrada con las dos manos lentamente por ese punto por el que muchas veces solamente tú crees que ha pasado la bola, y lo haces a cámara lenta para que todo el mundo vea que tienes razón… pero el VAR es inapelable.
-¡Ha sido fuera y punto!- dice desde su trono móvil.
Los chicos del barrio son geniales. Han asimilado como una esponja el concepto de VAR. Y lo que es más divertido: la actitud de sus mayores que no dejan que la tecnología les estropee una jugada. Así es el fútbol y la vida: preferimos ver lo que deseamos aunque toda la tecnología del mundo nos lo niegue.