Es la ley de la selva, todos lo sabemos. El mínimo riesgo genera una alerta, la alerta genera miedo y comienza el buitreo. En la manada europea España e Italia son los típicos ejemplares que se han quedado rezagados y sus compañías privadas con ellos. Así que, detrás de las altas hierbas de la sabana, fondos de inversión, agencias de calificación y grandes inversores afilan garras y dientes.