La aportación de 200.000 millones al FMI para que la institución los preste a los países en problemas centrará el encuentro telefónico de los ministros de finanzas de la eurozona. También se discutirán aspectos técnicos sobre la estabilidad presupuestaria acordada en la última cumbre.

Hoy todos están pendientes del teléfono. Han cargado las baterías porque a primera hora de la tarde comenzarán a intercambiar llamadas. Los ministros de la zona euro tienen mucho de lo que hablar. El escueto comunicado tan sólo dice que “discutirán sobre las consecuencias de la reciente cumbre europea”. Una de ellas es la dotación al FMI de 200.000 millones.

El Banco Central Europeo no puede dar crédito directamente a los países, así que Europa manda el dinero para que luego el fondo lo preste a los países en apuros. En principio, la zona euro se encargaría de sumar 150.000 millones y otros 50.000 los añadirían el resto de países. Reino Unido se ha negado a contribuir, así que ahora es necesario acordar qué cantidades puede aportar cada estado miembro.

El desplante del ejecutivo de David Cameron también afecta a los acuerdos sobre estabilidad presupuestaria. La conversación telefónica tiene entre sus objetivos discutir cómo se defenderán los objetivos de déficit y cómo se efectuarán las sanciones automáticas a los países incumplidores.

Si las baterías aguantan, cabría en la agenda el tema del impuesto a las transacciones financieras, la medida que acabó por apartar definitivamente a los británicos del acuerdo.