En Rusia, aumenta la preocupación por las viudas negras: terroristas del Cáucaso capaces de inmolarse por venganza. Desde 1994 se han convertido en una de las mayores preocupaciones para Moscú. Les acercamos su perfil.

Capaces de subir a un autobús, lleno de estudiantes e inmolarse.

Viudas negras como Naida Asiyalova, autora del último ataque buscan venganza en Rusia. Kamikazes, entregadas al odio, envueltas en fanatismo religioso, en algunos casos reclutadas y formadas para sembrar el terror.

Destrozadas por el ejército ruso

Ellas, son víctimas de la guerra de Chechenia, perdieron familiares a manos de soldados rusos. Llevan años golpeando a los que consideran sus enemigos eternos. Más de 300 personas han muerto en atentados en el transporte público ruso. El atentado en el metro de Moscú en 2010 o al Teatro Duvrovka en 2007 son los hitos más devastadores de su entrada en acción.

Objetivo fácil para el fanatismo

Para los reclutadores salafistas su dolor se puede transformar en un arma perfecta: levantan menos sospechas, son más sigilosas, tienen más posibilidades de ocultar los explosivos, y además pueden atraer a nuevos militantes que poco tienen que ver con el conflicto del Cáucaso.