Gris día de Europa. Oficinas vacías porque los funcionarios han aprovechado el puente propiciado por las fiestas en Bélgica, y sólo retomarán su actividad a partir del lunes, con la reunión del Eurogrupo.
Europa no podría encontrarse más dividida, el día en el que se conmemora la declaración de Robert Schuman, en 1950, que sería el germen de una Unión Europea como sueño de paz. La concesión del Nobel de la Paz ha sido, precisamente, una de las pocas alegrías de un curso muy complejo en el que incluso el euro como moneda única ha estado en peligro.
Unión de la división
Los países del sur piden cambios frente a las exigencias de austeridad de un norte cansado de soltar billetes para luego ver titulares sobre corrupción. El eje franco alemán se resquebraja. En el Reino Unido el antieuropeísmo contagia la política y sigue el camino iniciado por Suiza para limitar la inmigración, incluso, de los europeos.
Mirar hacia adelante
Aún así, Europa mira con esperanza al futuro, con proyectos como la Unión Política y Bancaria por delante, con cierta estabilización de los mercados de deuda, y con el ánimo de estar preparando correctamente el camino hacia la recuperación.