Hace tres años recorría las calles de Liverpool con el elemento que había encontrado en un aula de español junto a los alumnos de la Fundación La Merced Migraciones. Había costado 6 años redescubrirlo. Pero una cosa es conceptualizarlo acertadamente, y otras es asirlo y no dejarlo escapar. Algo que no se ha producido todavía.

Biblioteca de Liverpool
Los ciclos de la vida y las necesidades económicas te apartan, a veces, del camino. La tentación es olvidar el elemento y dejar que se difumine poco a poco. Resistir es lo complejo.
Tienes que tener la suerte de ser consciente de que tu elemento sigue palpitando en tí, o haberlo sabido recordar para volver a lanzarlo.
Lo importante, pienso, es no desconectar. Si has descubierto tu vocación, tu elemento, conéctate a él todos los días.
No olvides el camino, aunque el destino se rebele, acéptalo y vuelve a tu centro. Se puede responder a la llamada con pequeñoa actos diarios.
Estos actos te llevarán a la reconexión con tu autenticidad en un mundo que sólo te pide desconexión.
Cuando encuentres ese sentimiento de estar en el camino, no lo sueltes. A veces hay que cerrar los ojos y disfrutarlo interiormente, notar su poder sanificador y purificador de tus acciones y pensamientos.
Cuando llegue el momento de total equilibrio, cuando estés en el elemento, entonces disfrutarás de todas aquellas veces que redirigiste al camino…
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