El escritor tras el atentado, Philippe Lançon

Hace casi 4 años me embarqué en la aventura de escribir «8 metros por segundo». La idea era contar cómo un grupo de periodistas supervivientes a un atentado trataban de encontrar los porqués de ese ataque en el que murieron sus amigos y compañeros. Primero fue el hermano de Adriano Fuente, al que un susurro despertó de la incredulidad en la que vivía. A él se unieron Ludwig y Silvia, que clamaban justicia desde el silencio, acongojados por el miedo, hasta que deciden dar el paso e investigar las causas del atentado.

Detalle de la portada de "8 metros por segundo", Esdrújula Ediciones

Detalle de la portada de «8 metros por segundo», Esdrújula Ediciones

Confieso que gran parte de la novela fue producto del impacto que me produjo el atentado contra Charlie Hebdo. Un momento que ocupará un capítulo en la historia del periodismo y que aún hoy revela detalles que te hielan la sangre.

Un ejemplo es esta entrevista en El País a Philippe Lançon, el escritor que sobrevivió al atentado. Os recomiendo su lectura por las reflexiones que hace no sólo de cómo cambia la vida del escritor después de vivir algo así. Herido físicamente, existencialmente, y una mínima parte del dolor de toda una sociedad, la francesa, la europea.

«La idiosincrasia del atentado es una irrupción violenta y totalmente imprevista que destruye la continuidad de la vida, a veces hasta la muerte, a veces solo hasta la herida, sea física o psicológica. Y renaces. Porque hay algo que quedó destruido, y aquí no hablo de lo físico sino de lo existencial. Un atentado produce una herida existencial. Es una herida individual pero también colectiva”

Fuente: El País, recuperado el 28 de julio de 2018

En la entrevista, el escritor explica cómo ha querido desnudarse de todo adorno a la hora de contar lo que vio aquél horrible día. Fijaos qué bien lo consigue. La dificultad está en unir imágenes y darles un sentido conjunto y un significado trascendente al asegurar que así «se convirtieron en mis camaradas», no en perderse en figuras retóricas.

«Los muertos casi se cogían de la mano. El pie de uno tocaba el vientre del otro, cuyos dedos rozaban el rostro de un tercero, que se inclinaba sobre la cadera de un cuarto, que parecía mirar el techo, y todos ellos, así, en esa postura, como nunca y para siempre, se convirtieron en mis camaradas”

Fuente: El País, recuperado el 28 de julio de 2018

Destaco también una crítica al periodismo de nuestros tiempos

“Hay muy pocos cronistas buenos, porque unos se someten a los temas importantes del momento y a la moral ambiente, y los otros lo hacen a un dandismo que les lleva a hacerse los listos y escribir a contracorriente. En resumen, unos se someten a la sociedad y los otros a su propio personaje”.

Fuente: El País, recuperado el 28 de julio de 2018

Y una última reflexión sobre el mismo dolor que sintieron Ludwig y Silvia, personajes de «8 metros por segundo». Sobrevivir deja un poso de dolor, una sensación de vacío, de pérdida, de consciencia del dolor propio y de los demás damnificados por la barbarie terrorista.

“No es fácil ser un superviviente; eres alguien dividido entre la felicidad de seguir ahí y la culpabilidad de haberte salvado”

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