Mientras Europa decide de qué forma ayudar a Grecia, Irlanda recibe una nueva ayuda para avanzar en su ajuste. Nos hemos preguntado qué diferencias existen actualmente entre Dublín y Atenas, ¿Por qué para unos el rescate da buenos frutos, y para otros no tanto?
Las palabras que llegan desde Bruselas para Irlanda y para Grecia con bien distintas. Mientras que se alaba al Tigre Celta por su esfuerzo en conseguir buenas notas, a Grecia aún se le considera el alumno que lo deja todo para última hora y que llegará a Junio sin aprobar.
Medidas, medidas y más medidas
Jean Claude Juncker, presidente del Eurogrupo ha insistido en pedir más reformas al ejecutivo griego. Bruselas ha vinculado cualquier nueva ayuda a Grecia a nuevas medidas de ajuste y programas creíbles de reducción del déficit. La desconfianza radica en que sus cuentas no convencen. La UE calcula que el déficit griego se mantendrá en 2012 en el 9,3%, 3 puntos por encima de lo exigido y su deuda supondrá un 166 por ciento del PIB. El gobierno de Papandreou se enfrenta además a continuas huelgas generales y revueltas sociales por los recortes.
Nueva confianza en Irlanda
Sin embargo, en Irlanda, tras algunas protestas la situación social se ha estabilizado y, a pesar de que necesitará una mejora de sus condiciones, autoridades europeas y FMI coinciden en que el camino tomado es el correcto y que el saneamiento de sus bancos impulsará la recuperación de las cuentas públicas.