Les traemos una historia de robots y de hombres. De cómo una cultura ancestral está colaborando en el desarrollo de los primeros androides que viajarán al espacio.
Sus antepasados jamás pudieron imaginarlo. El hombre podría vivir en el espacio, y alcanzarlo en grandes caballos de metal. Jamás pensaron que el eterno viajar del tiempo permitiría que uno de sus congeneres configurara los movimientos del primer robot creado para ayudar al hombre en el espacio:
“Básicamente, el robot, Robonauta 2, que está detrás de mí, lleva el software consigo. Los procesadores están en su estómago. Lo que estoy haciendo es ayudar a desarrollar la arquitectura de programación que permitirá al robot moverse con autonomía en la Estación Espacial Internacional”
Kody Ensley, nacido en la reserva india FlatHeat, en Montana, no olvida su procedencia ni el papel de sus padres en su interés por la ciencia. Cuando le vienen a la mente las danzas, la música y las enseñanzas de su pueblo, piensa en mejorar las condiciones de vida en la reserva:
“Estar capacitado para superarte y mostrar que hay oportunidades como becas, cooperaciones, en las cuales no sólo te marchas para ser entrenado, sino para devolver esa experiencia a la Reserva y ayudar a la gente que está allí. Este es probablemente el logro del que estoy más orgulloso.”
La modernidad ha cambiado completamente al pueblo indio. Pero el legado de las enseñanzas ancestrales sigue presente en su día a día. Kody piensa que el hombre es parte de la naturaleza, y sus creaciones deben ayudarle, no sustituirle:
“No queremos que los robots reemplacen a la gente, no creemos que puedan, pero definitivamente creo que puede asistir a los astronautas para que alcancen más rápido la próxima frontera.”
Los grandes jefes indios, al despertar de sus sueños, pudieron anticipar la llegada del hombre blanco, el fin de su civilización cuando vías de hierro cruzaran sus campos, pero nunca podremos saber si soñaron que sus nietos del futuro transmitieran humanidad a robots de alta tecnología.
Carlos Alameda