¡Menudo tropezón! ¿Estabas ahí?

¿Quién ha puesto ahí ese socabón? Se preguntaba un amigo en la calle mientras jugábamos al fútbol y se tropezaba con un pequeño hueco en el suelo de cemento. Pues eso mismo nos pasa a veces con la vocación, con la identidad, con nuestra imagen en el espejo, aunque, el agujero lo hemos hecho nosotros y nos hemos tropezado con él, sorprendidos ante lo que habíamos escondido, ante ese agujero en el que estábamos trabajando a tiempo parcial pero que saltábamos para seguir con nuestra jugada particular… Así que ¿estabas ahí? Después de tanto tiempo estabas ahí. 

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