Elige entre atropello o vistazo al móvil

Cada vez estamos más acostumbrados a este tipo de situaciones de vida o muerte. Miro el móvil en un mal momento y… El pasado lunes casi presencio un atropello doble. Pero la lección de esta historia no es simplemente: ¡mira a tu entorno! Hay algo más.

Una pareja mirando el móvil por la calle, todo normal. Me gusta correr los lunes hasta mi casa. Es un trayecto de media hora en el que, si eres un poco observador, ocurren miles de sucesos interesantes.

Abstraídos en su móvil, no vieron que se aproximaban a la entrada de un garaje. Yo lo estaba viendo venir desde lejos. El coche entró mal. Entró sin dar el intermitente y a toda velocidad. Es cierto.

Pero la pareja no estaba prestando ninguna atención a nada que no fuera lo que aparecía en su pantalla. Acciones en bolsa, vídeos de Tik Tok, publicaciones en Instagram. Dios sabe… Más interesante que un coche a punto de atropellarte.

Pero lo peor no fue eso.

Lo peor fue que después de haber puesto en riesgo su vida, se dedicaron a echar pestes sobre el conductor, perjuraron por toda su familia y criticaron su imprudencia de entrar en el garaje sin ver que dos personas iban abstraídas en su móvil.

Ambos tuvieron la culpa. Sí, pero ojo con la actitud.

Llévemoslo a la vida. Estos del móvil creo que son carne de cañón. Carne de esa que le gusta al sistema. Se meten en muchos problemas, van desinformados por la vida, no prestan atención y cuando se quieren dar cuenta: han metido enormemente la pata en algún cubo de fango.

Y su actitud sería la siguiente: ¿Quién ha puesto aquí este cubo de fango? ¡Hombre, por Dios! ¿A quién se le ocurre? Los cubos de fango no se ponen en la calle.

Han metido el pie ellos solitos. Pero se quejarán y se quejarán de su mala suerte. Echarán la culpa a todos los factores externos que nos podamos imaginar. No reconocerán nunca su falta de atención. No verán qué pueden mejorar ellos.

¿Estamos ante un montón de gente sin autocrítica?

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Entrevista en Radio Veritas sobre «Najjar, dibújame en pólvora», con Víctor Rodríguez

En los audios que adjuntamos podéis escuchar la entrevista sobre Najjar, dibújame en pólvora, en Radio Veritas (107.5 FM, Ávila). Hemos tocado muchos de los temas de los que trata Najjar: el radicalismo, los niños soldado, la libertad de expresión, la redención a través del arte, la fuerza humana que puede llevarnos a conseguir lo que nunca creíamos posible…

Najjar, dibújame en pólvora y El mundo según los abulenses en Radio Veritas

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Descubriendo un nuevo «Elemento»

«El Elemento». Un día, ese maravilloso libro cayó en mis manos. No era fruto de las «coplillas» de un optimista compulsivo que alcanzaba sus sueños sólo deseándolos. Se trataba de una reflexión que te invitaba a la acción, a la reflexión, a ser consciente de qué era aquello que realmente movía tu corazón… y luchar por ello.

Manuales de Español para Extranjeros

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Enredadera de decisiones

Sé que tengo mucho que hacer, pero amiga enredadera de las decisiones, hoy estoy decidido a apartar algunas obligaciones… y darte el plomazo. Porque tengo un incendio en mis venas.

Enredadera de las decisiones

Hoy vengo decidido a darte el plomazo, enredadera de las decisiones

No es fácil llegar a los 30. No es fácil buscar nuevos rumbos. Salir de tu zona de confort continuamente. Y aquí estoy, enredadera de las decisiones, recordando a aquel adolescente que fui un día y que recibió una gran lección.

Frente al abismo de una decisión nos colocamos sin quererlo todos los días. Pero uno es perfectamente consciente de que existen unas cuantas cuya relevancia marcará el resto de su vida.

Recuerdo la tienda de recuerdos. Recuerdo mi mano temblorosa señalando el regalo con escoba y bola de cristal que iba a predecir el futuro de un modo extraño. Al pagarlo, el tendero me dio una gran lección. Hoy piensas que te casarás con ella, ¿verdad?. Muy ufano contesté: ¡Sí!. La mirada del comerciante se torció un ápice y comentó: ¡Anda que no te queda! ¡Puede ser la primera pero seguro que no será la única!

Ese mismo año su teoría se confirmó. La vida giró bruscamente  y acabó con mis planes en centésimas de segundo... (En realidad esas centésimas se te hacen un poco largas cuando eres adolescente…. para qué engañarnos). Hoy la enredadera de las decisiones lleva soportando hipótesis casi dos años.

Con 27 oí la voz: ¡Escribe! Y obedecí. Desde lo más profundo de mi corazón. Escribir con corazón, ahora más que nunca. Hice de esas palabras mi lema personal. ¡Vale! ¿Y qué tiene que ver esto con lo anterior?

Hoy no compro un regalo. Compro una idea de lo que me gustaría que fuera mi futuro. Creo que estoy eligiendo bien, que las características de lo que busco están cuadrando, y vuelvo a caer en el error: Creo que de esa decisión dependerá el resto de mi vida. En realidad, no sé si esto me lo está diciendo la enredadera o es una vocecilla casi imperceptible que se ha colado en mi tímpano y no quiere despertarme…

Y me palpita el corazón frente al abismo, y mis venas se llenan de fuego, están en combustión porque mi sangre es hoy gasolina. Sólo cuando las olas rompan contra las rocas con la fuerza del presente podré saber qué ocurrirá con esta llama.

 

El profesor: paciente hortelano

Igual que como profesor, como escritor muchas veces aprendes más de tus personajes, de su contexto y de los lectores que lo que tú puedes llegar a pensar…. 

Profesor y alumnos

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La rebelión interna que dice: escribe

Lo confieso, soy cobarde. ¿Puede que también me hayan hecho cobarde? ¡Qué importa! Es lo que siento. La dificultad de «deber ser» mil personas en una para encontrar unos ingresos estables que permitan seguir presionando teclas, poniendo en marcha neuronas para construir algo que merezca la pena con los lectores. 

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Encontrar tu elemento. Ya lo sé, me siento en el paraíso con un teclado y buenas lecturas a mi alrededor, apuntando en las notas de un móvil algo que me llama la atención, recordando conversaciones con amigos, sentimientos que se desprenden de las historias que me cuentan, con la intención de reflejar esas ideas de alguna forma en nuevas páginas.

Pero hay que dar de comer al cerebro. Es una pequeña incomodidad.

Fijaos en este razonamiento. ¿No os suena mucho a pensamiento único? «Hay que dar de comer…» Es una frase que lleva implícita una idea que es dinamita pura: escribiendo no comerás, primero busca un trabajo serio, luego filosofa. Cuántos actores y artistas han oído esto. 

Pues mi cuerpo me pide marcha, me pide rebelión. Las ideas se han agolpado en la puerta de mi Parlamento Neuronal, llevan estacas, antorchas de fuego, y pancartas con un mandato: ¡Escribe!. Vienen dispuestas a prender fuego a todos los grupos neuronales que votan en contra del arte, que se apoltronan en sus sofás de cuero esperando la llegada de un rescate, que ante la moción de censura que hierve por dentro contra ellas están dispuestas a decir: ¡No!. 

Son bellas, valientes, fuertes y vienen con el corazón palpitante porque tienen mucho que decir. Están a las puertas. Siento el calor de sus antorchas como una brizna de aire seco de agosto resbalando por las mejillas. El corazón palpita muy fuerte, se dilatan sus vasos, sube el torrente sanguíneo… Están a las puertas… y ¡se me ha caído la llave de la emoción!. Recoger rápido, introducir, girar, abrir…